¿Por qué odia Quesada a los ingleses?
- Clara Buedo Sotoca
- 12 abr
- 2 Min. de lectura
Como ya sabréis por nuestro blog, Alonso Quesada era el pseudónimo de Rafael Romero (1886-1925) un autor y periodista canario que cultivó una diversidad de géneros en los que siempre había una constante: su característica ironía. Una mirada mordaz, en ocasiones humorística, en otras escéptica de su tiempo, que pretendía señalar los defectos de la sociedad canaria del siglo XX.
Una crítica que, tanto en su obra narrativa, en su correspondencia personal y en sus crónicas periodísticas, señala en muchas ocasiones a los ingleses establecidos en la isla. Algo que nace de la realidad que vivió el autor.
Tras la muerte de su padre, Quesada se convirtió en el cabeza de una familia de cinco hermanos con tan solo veinte años. Una tragedia que le obligó a realizar todo tipo de trabajos para mantener a su familia, siendo la mayoría de ellos bajo el mando de empresarios ingleses que vivían en Gran Canaria. Sus años como oficinista, primero de la Elder Dempster Canary Island, y luego de la British West Africa Limited, además como trabajador en varias casas inglesas, le llevaron a desarrollar una relación ambigua con esta sociedad. Enamorado de esta cultura, se convirtió en un firme detractor de su sistema empresarial y comercial que encubría un sistema pseudo colonial en el que la isla, y sus habitantes, dependían de los ingleses.
A través de su obra, Quesada recreó la belleza y finura de esta cultura que amó, pero también supo descubrir las vergüenzas de una sociedad desigual en la que una élite inglesa se beneficiaba del trabajo de los canarios, que sobrevivían con su escaso salario y eran marginados en su tierra natal. Una dominación que, para el poeta, era símbolo de una alienación no solo económica, sino también cultural.
Por ello, en obras como Las inquietudes del Hall, los ingleses dominan el espacio de la isla donde no aparecen los canarios, y el mismo idioma se convierte en un híbrido contagiado por el inglés. Así, descubre la frialdad, la soberbia y la ignorancia de una sociedad que ocupa el espacio de otra sin preocuparse por comprenderla.
En definitiva, Alonso Quesada no odiaba a los ingleses (bueno, quizás un poco), pero la relación de su obra con ellos, más que atender a un odio, pretende construir un espacio de reivindicación de lo canario y de denuncia contra esta soberanía injusta que parece persistir en nuestro presente.

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