El teatro de Alonso Quesada
- Belén González Fernández
- 27 mar
- 1 Min. de lectura
Día del teatro.
Además de su producción poética y narrativa, Alonso Quesada fue un enamorado del teatro. Actuó y escribió. Sus dos obras dramáticas, La Umbría (1922) y Llanura (1919), estuvieron influenciadas por autores como Ibsen, Valle-Inclán o los simbolistas franceses y tratan temas como la enfermedad, la soledad y el anhelo de libertad. En La Umbría, una madre autoritaria impide que sus hijas, enfermas de tuberculosis, puedan disfrutar del mundo exterior. Las montañas, el mar y la naturaleza se convierten en un símbolo del deseo de sanación y de la lucha interior de los personajes.
Por otro lado, en Llanura seguimos la historia de una pareja que ha perdido a su hija en el mar y ve cómo su otro hijo, también enfermo de tuberculosis, se ve atrapado en una existencia que parece no tener salida. De nuevo, una casa que es una jaula. De nuevo, el mar, que es libertad, vida, esperanza.
Ambas obras profundizan en la soledad humana, en esa quietud sombría que deja al ser humano atrapado en sus propios miedos y deseos insatisfechos. Y, en una ironía del destino, durante los ensayos de Llanura, Quesada conoció a Rita Suárez, la actriz que interpretaba el papel protagonista, y quien dos años después se convertiría en su esposa.
Celebrar hoy, Día del Teatro, su legado es también reivindicar el poder del teatro como acto de resistencia y de humanidad, como un arte que nos conecta con nuestra propia fragilidad y, al mismo tiempo, con nuestro deseo irrenunciable de ser libres.

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